Dos fragatas de la marina real británica se han unido al
portaaviones HMS Queen Elizabeth, junto con los helicópteros MERLIN Mk2 de la rama
aérea de la flota, para asegurar los mares en su entorno mientras realiza las
pruebas de mar. El HMS Queen Elizabeth dejó los astilleros Rosyth, donde se
encontraba bajo construcción desde el 2014, con 700 marineros y 200
contratistas de la industria a bordo.
Casi 20 años después de que el gobierno británico
decidiera construir dos grandes portaaviones para restablecer la capacidad
global de ataque aéreo de la marina real, el primero de esos buques de guerra, HMS
Queen Elizabeth, ha salido del muelle en Rosyth, Escocia.
El portaaviones de 65.000 toneladas dejó lentamente el muelle donde la alianza conducida por BAE Sistema ha montado el buque de guerra con los módulos construidos por los astilleros alrededor de Gran Bretaña. El programa ha sido fijado a un costo de alrededor de 6.2 mil millones de libras (7.8 mil millones de dólares) para el momento en que terminen el segundo portaaviones, el HMS Prince of Gales, en 2019.
Las fragatas tipo 23 HMS Iron Duke (F234) y HMS Sutherland
(F81) están escoltando al buque de guerra más grande de la marina real, 280 metros de largo, mientras
realiza las pruebas de los sistema vitales en el Mar del Norte frente a las
costa de Escocia. Las misma se espera que duren alrededor 11 semanas antes que
el portaaviones regrese a la base naval en Portsmouth, que será su hogar por
los próximos 50 años.
La característica más notable del diseño son sus dos secciones de la isla en vez de una. El diseño provee el control independiente de la navegación en la isla delantera y de las operaciones de tráfico aéreo en la isla en popa.
Pueden embarcar 40 jets de despegue y aterrizaje vertical F35B Lightning II y helicópteros, aunque altos oficiales navales dijeron que podrían llevar muchos más si fuera requerido. La cubierta del hangar mide
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