La República Democrática del Congo sirve como un campo de
pruebas para el uso de vehículos aéreos no tripulados (UAV) para la vigilancia,
con las Naciones Unidas para su misión de mantenimiento de la paz. Las aguas
azules y ricas en minerales del lago Kivu que separa a Ruanda y la República
Democrática del Congo (RDC) forman una ruta de comercio muy transitada. Los
comerciantes cargan mercancías en canoas, lanchas y transbordadores. La ruta es
vital para el comercio local, pero todos los involucrados conocen los riesgos.
El lago no siempre está en calma, y los barcos no son todos robustos.
El 5 de mayo de 2014, un tipo de barco conocido localmente como "canot
rapide" volcó con fuertes vientos. Alrededor de 24 estaban a bordo, la
mayoría sin chalecos salvavidas, y todos fueron arrojados a las agitadas aguas.
Fue el tercer incidente de ese tipo en el lago en un mes. Típicamente, esto
hubiera significado una muerte segura.
Pero en estos días, dos contingentes de la Misión de
Estabilización de la Organización de las Naciones Unidas en la RDC (MONUSCO)
realizaban un ejercicio militar cerca del lago Kivu. El equipo de los sistemas
aéreos no tripulados (UAS) de la misión y la compañía Riverine estaban
practicando la coordinación entre pequeñas lanchas rápidas y aviones aéreos.
Cuando entró una llamada de socorro, un vehículo aéreo no tripulado (UAV)
despegó para explorar las aguas. Los pilotos remotos localizaron rápidamente el
buque volcado, y el equipo del UAV transmitió las coordenadas a los barcos de
patrulla. En 15 minutos llegaron los rescatistas y sacaron a 14 personas del
lago. Esta operación de búsqueda y rescate no es un uso típico de un UAV, pero
ayuda a ilustrar por qué se usan cada vez más en las misiones de mantenimiento
de la paz.
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